Dormir es fundamental para aliviar tu dolor.
La ciencia aún desconoce cuál es el verdadero motivo por el que la mayoría de los seres vivos necesitan dormir. Sin embargo, tiene claros los efectos negativos que el déficit de horas de sueño provoca cuando una persona no descansa dentro de los parámetros reconocidos como normales, así como los efectos positivos que tiene el hecho de aumentar nuestra media de horas de sueño. A menudo un dato vale más que mil palabras: dos tercios de las personas que sufren dolor de espalda crónico tienen también trastornos del sueño.
El Dr. Timothy Roehrs, del Hospital Henry Ford (EE. UU.), tras la realización de varios estudios, ha obtenido resultados tan relevantes como para afirmar que la relación del sueño con el dolor funciona en ambas direcciones: la gente que duerme menos de lo que debe es más sensible al dolor que las personas que duermen las ocho horas recomendadas y que dormir no solo calma el dolor, sino que también nos hace más resistentes a este.
Lo cierto es que dolor y ausencia de sueño suelen ir de la mano: el dolor no te deja dormir, y al no dormir aparece más dolor. De nuevo, una ruleta que cronifica en mayor medida la situación.
Por tanto, ¿qué hábitos debemos integrar en nuestro día a día para mejorar el denominado “trastorno del sueño”?
Para predisponernos al sueño, durante el transcurso del día no debemos tomar alcohol. Pero, si se toma, es preferible que no sea en las horas previas. Lo mismo ocurre con el café, el té o los azúcares refinados, es mejor que no formen parte de la dieta diaria.
Además de ello, existen otros hábitos que podemos adoptar para dormir mejor:
- Debemos procurar estar lo más relajados posible al llegar la hora de acostarnos.
- El ejercicio moderado no es aconsejable antes de acostarse, por lo menos 2 o 3 horas antes.
- La última comida debe ser ligera y se debe llegar a ella prácticamente sin hambre.
- La habitación para dormir debe ser un templo del descanso –luz tenue, ausencia de ruido- y no debe servir para otra cosa más que para disfrutar del sueño y de la actividad sexual. Por tanto, cuando se sufre trastorno del sueño no es recomendable acostarse viendo la televisión, la pantalla del móvil o leyendo.
A esto podemos añadir algunos consejos más:
- Antes de acostarte realiza alguna técnica de relajación. Hay muchas y, si no conoces ninguna, prueba con alguna que creas que casa mejor con tu cultura y tus hábitos. Las técnicas de relajación pueden aprenderse con la ayuda de un terapeuta o por nuestra cuenta.
- Evita las siestas durante el día de más de 15 minutos.
- Establece una rutina diaria antes de acostarte. Por ejemplo: una ducha, una infusión relajante… O ambas.
Trata de buscar la misma hora para acostarte siempre, así como la misma para levantarte. Ya sea día laborable, festivo o estés de vacaciones. Si a los 30-45 minutos no has conseguido conciliar el sueño, es aconsejable salir de la cama, repetir toda la rutina y esperar a tener sueño antes de volver de nuevo a ella, cuando por fin tu cuerpo esté listo para dormir.